Llega la época del año en la que tradicionalmente se celebran las bodas, y una de las decisiones más trascendentes que han de tomar los novios es el vino, o los vinos, que van a servir durante la comida o cena. Sobre todo si sois amantes del vino, este detalle puede suponer un quebradero de cabeza. Por eso, vamos a tratar de orientaros, para que elegir uno u otro no sea tan complicado.
Vinos perfectos para cada plato
Si habéis optado por una boda tradicional, la estructura de la comida es muy sólida: aperitivos, pescado, carne, tarta de boda… Cada plato suele tener su vino específico:
- Para el cocktail previo es recomendable optar por un vino ligero y fresco, sobre todo si se celebra en el exterior. Por eso, has de elegir vinos blancos o rosados, de sabores afrutados, que puedan servirse bien fríos. Van muy bien los de la D.O. Rueda. También se pueden elegir tintos jóvenes, sobre todo si tienen que acompañar un queso fuerte.
- Con el marisco y el pescado, también es perfecto el vino blanco, pero uno con más cuerpo y un sabor más fuerte, para que el contraste sea más agradable. Recomendamos algún D.O. Rías Baixas.
- Con la carne, los que mejor maridan son los vinos tintos (aunque se está extendiendo la costumbre de servir asimismo vinos blancos). La elección ideal sería un Ribera Del Duero Crianza, porque no suelen ser excesivamente fuertes, algo que puede provocar rechazo en aquellos invitados que no estén acostumbrados al vino.
- Para el postre hay dos opciones: el tradicional cava o champagne, o un vino dulce, de los que hay muchos y muy buenos en España, así como espumosos afrutados, perfectos para acompañar la tarta o los dulces. Algunos también pueden usarse como digestivo tras terminar el café y antes de pasar a las copas.
Cantidad de vino para un boda
Los detalles de regalo condicionan la sensación que los invitados se llevarán de tu boda, y el vino siempre deja buenas sensaciones, por lo que son una opción excelente