El vino es uno de los inventos más antiguos de la historia de la humanidad, por eso aparece en algunas de las manifestaciones literarias más vetustas de las que se tiene noticia. Desde que el hombre dio sus primeros pasos, tanto el vino como las letras le acompañaron. Por eso, entre el vino y los libros se ha ido tejiendo una relación que, como un Gran Reserva, ha ido ganando con el paso de los años.
El vino en La Biblia
Si el vino tiene mucho de literatura, en la literatura siempre ha habido vino. Podemos encontrar ejemplos tan antiguos como el Antiguo Testamento, que en el 200 A.C. ya afirmaba “¿Qué es la vida a quien le falta el vino?”.
El vino en las mitologías griega y romana
También muchos relatos mitológicos de griegos y romanos están regados con el fruto de la vid. Estas culturas tenían su propio dios del vino, Dioniso para los griegos y Baco para los romanos, que formaba parte de las 12 divinidades principales que vivían en el Olimpo y aparece en multitud de textos clásicos, como la Teogonía de Hesiodo. Eso da la medida de lo importante que era el vino para estas civilizaciones.
El vino en la Edad Media
En un país vitivinícola como el nuestro es normal que, ya en la Edad Media, los hombres de letras hablasen sobre el vino. Es el caso de poetas como Gonzalo de Berceo o Juan Ruíz, el Arcipreste de Hita, que hablaban de las bondades del vino, así como de los peligros de excederse con él.
El vino en Shakespeare
Un poco más adelante, ya en pleno siglo XVI, en culturas alejadas de la nuestra que no son conocidas precisamente por su vino, autores como Shakespeare lo culparon de influir negativamente en el carácter del hombre en obras como Enrique IV. Pero, claro, el mítico Falstaff lo bebe en demasía. Con moderación, no entraña ningún peligro.
El vino en el realismo
En el siglo XIX, Blasco Ibáñez publicó una novela enmarcada dentro del realismo que, a día de hoy, es un referente en historias que transcurren en torno al vino: ‘La Bodega’, en la que se narra el levantamiento de los jornaleros jerezanos de 1892 y se describe con precisión el método de elaboración del vino en aquella época.
El vino en la poesía
Durante el siglo XX, la pasión por el vino llegó a Latinoamérica y a la poesía. El Premio Nobel chileno Pablo Neruda dedicó una Oda al vino, con palabras como “vino color de día, vino color de noche, vino con pies de púrpura o sangre de topacio, vino, estrellado hijo de la tierra, vino, liso como una espada de oro, suave como un desordenado terciopelo…”.
El vino en la literatura contemporánea
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